La Vuelta a España 2021 sigue encontrando nuevos territorios ciclistas. Para la edición de este año ‘debutan’ cuatro puertos de montaña que serán final de etapa inéditos. El Picón Blanco, el Balcón de Alicante, el Pico Villuercas y el Gamoniterio, además de dos llegadas en alto, a la Montaña de Cullera y al Alto de Castro Herville en Mos.
La seña de identidad de la Vuelta en sus últimas ediciones no cambia para 2021. Después de la recortada edición de 2020, que tuvo emoción de principio a fin, la de este año es una Vuelta con características muy similares. Empieza el 14 de agosto con una crono individual en Burgos en la Catedral y acaba con otra en Santiago de Compostela también en la Catedral, y en mitad hay hasta ocho etapas con final en alto y otras seis con un puerto ‘peligroso’ a poco de meta. A los velocistas solo les quedan media docena de etapas para ellos, siempre y cuando no haya escapadas consentidas. Y las emociones están repartidas durante todo el recorrido, sin tiempos muertos. Hay montañas de la primera a la última semana y esta vez sin un puerto tan decisivo como el Angliru, sino con espacio y opciones para ‘jugar’ a ciclistas durante toda La Vuelta.
La diferencia con respecto a otras ediciones serán los traslados. Es una Vuelta prácticamente itinerante en casi todas las jornadas. Sale Burgos, sube hasta casi la costa cantábrica y baja hacia el sur por la costa mediterránea y desde el Rincón de la Victoria (Málaga) atraviesa el centro por la vía de la Plata extremeña y vuelve al norte hasta Laredo, para recorrer toda la costa cantábrica hasta Santiago de Compostela.
La Vuelta a España 2021 arranca en Burgos con una crono individual corta solo 8 kilómetros, pero dura. Salida y llegada a la Catedral, que celebra su octavo centenario y subida al Castillo, donde suele acabar la primera etapa de La Vuelta a Burgos. Después jornada llana entre Caleruega y Burgos y para el tercer día llega la montaña. Salida en Santo Domingo de Silos y final unipuerto en el Picón Blanco, que ya marcará diferencias con sus 8 kilómetros al 9% y rampas de hasta el 16%.
La carrera atraviesa la península hacia el Mediterráneo con dos etapas llanas con finales en Molina de Aragón y Albacete, lo que supone la presencia casi segura de viento. Al siguiente día salida de Requena para llegar a la costa. Recorrido totalmente llano pero final peligroso en el repecho final de Cullera. La séptima etapa entra en el territorio ‘comanche’ de la Costa de Alicante con cinco puertos de montaña y final en el inédito Mirador de Alicante, que tiene rampas de hasta el 14%. Jornada de transición prácticamente llana en La Manga del Mar Menor y para acabar la primera semana un etapón de alta montaña. Un día de 180 kilómetros y cuatro puertos, que incluyen la subida a La Venta de Luisa (Calar Alto) y final en los tornantis de Velefique.
Finales peligrosos y el debut del Pico Villuercas para la segunda semana
Después de la jornada de descanso en Almería la Vuelta a España 2021 entra en la segunda semana con etapas peligrosas. La primera con final en el Rincón de la Victoria después de subir el puerto de Almachar, un segunda con la cima a 15 de meta. Al día siguiente terreno de emboscadas por la sierra de Jaén y final en el duro repecho de Valdepeñas de Jaén. Y la tercera etapa de la segunda semana también tiene miga, con un segunda a falta de 15 kilómetros para la meta. El turno para los velocistas será la meta de la Villanueva de la Serena.
El finde de la segunda semana de La Vuelta 2021 empieza con una jornada dura con un final inédito en el Pico Villuercas, de 14 kilómetros y rampas de hasta el 14%, que se subirá dos veces, la primera de ellas con un tramo de hormigón de tres kilómetros al 13%. Al día siguiente recorrido largo, 193 kilómetros, por la sierra de Gredos con la Centenera, Pedro Bernardo, Mijares y San Juan de la Navapara terminar en El Barraco.
Largo traslado hasta Cantabria para comenzar la tercera semana. El final en Santa Cruz de Bezana parece propicio para una fuga o los velocistas. Será la antesala de la montaña asturiana, que volverá a ser decisiva. El miércoles 1 de septiembre la carrera afronta un etapón de 180 kilómetros y 4.000 metros de desnivel. Doble subida a la Collada Llomana en el Valle del Ponga y final clásico en los Lagos de Covadonga. Sin embargo la etapa reina será el jueves 2 de septiembre con un día de más de 5.000 metros de desnivel acumulado. Por el camino en durísimo San Lorenzo, la vertiente norte de La Cobertoria (por Quirós), la subida a Cordal por la vertiente de Riosa y el final en un puerto que hará historia en La Vuelta, el Gamoniteiro. Inédito para la carrera y con 15 kilómetros al 9,6%.
Jornada de transición rompepiernas con final en Monforte de Lemos y el sábado la última oportunidad para los escaladores con una etapa estilo a las clásicas de Lombardía o Lieja con cinco puertos de montaña y meta en Castro Herville Mos, de ocho kilómetros al 6%. Todo antes de la crono final ondulada de 33 kilómetros, larga para lo que suele ser habitual, que terminará de decidir la carrera.
Y como esta Vuelta se ha presentado en el mes de febrero, cuando habitualmente se hacía en diciembre, ya hay muchos equipos que tienen definido el calendario de sus líderes. El principal reclamo será el ganador del pasado Tour, Tadej Pogacar, que ya hizo podio en el edición de 2019. También ha confirmado su intención de correrla Richard Carapaz, segundo el año pasado, y Enric Mas, quinto. En duda está Egan Bernal, que ha confirmado el Giro, y Primoz Roglic, que dependerá de lo que pase en el Tour. Si se ha apuntado del Jumbo Kuss, que debutará como líder en una grande.
Pero sin duda uno de los grandes protagonistas será Alejandro Valverde, en la que posiblemente será la carrera de su despedida como ciclista profesional casi 20 años después de debutar allá por la edición de 2002
La primera etapa, con salida en la catedral de Burgos, y el ascenso al alto del Castillo, ofrece una primera oportunidad de crear diferencias.
Primera etapa en línea y oportunidad para el viento y los velocistas. Las caídas y la colocación serán los grandes temas a tratar. Ningún puerto puntuable.
Sin más dilación llega la primera llegada en alto de esta edición. Y no en cualquier puerto. Picón Blanco es nuevo en la Vuelta, aunque no en el ciclismo. Su cima ha sido coronada por Landa o Evenepoel, lo que da muestra de lo exquisito de su ascenso. El resto de la etapa será prácticamente llana, con el alto del Manquillo y el de Bocos, ambos de tercera.
De la provincia de Soria recorremos un terreno rompepiernas para llegar a la localidad de Molina de Aragón, en Guadalajara. El viento será de nuevo el protagonista, con el repecho final para marcar algunas diferencias mínimas entre grupos en el más que previsible sprint.
Si la llegada a Albacete es conocida en el mundo del ciclismo es por el viento que arrecia en sus proximidades. Abanicos, nervios y desgaste que después pasará factura. La llegada, si todo va según lo previsto, al sprint.
Nueva llegada en cuesta, si bien se trata de una subida corta. La llegada a Cullera no será determinante, puesto que siendo tan breve, las diferencias se moverán en segundos. El resto de la etapa es plana y en su segunda mitad transita por zonas bien abiertas al viento.
Durísima etapa de media montaña. Desde el nivel del mar llegarán a los casi 1000 metros de una llegada inédita en el ciclismo: el Balcón de Alicante. La etapa comienza con el ascenso a un puerto de primera, Llacuna, que formará una fuga bastante interesante. A continuación llega un terreno donde consolidar o trabajar el pelotón para recomponer la situación de carrera. A partir del puerto de Benilloba todo es subir o bajar. Tudons, un clásico de la carrera, regresa por su lado amable, aquel donde Esteban Chaves fraguó su tercer puesto en el podio camino de Aitana.
Después se sube el puerto del Collao, de segunda, y el de Tibi, de tercera, antes del novedoso puerto final. Se esperan las primeras diferencias serias y alguna sorpresa en forma de escapada que luego cuesta bajar de los primeros puestos de la general.
De nuevo vuelve un cambio de desarrollos, esta vez al llano, con riesgo alto de viento y posibilidad alta de llegada al sprint, aunque veremos cómo de reducido. O no.
Primera etapa de alta montaña. Un auténtico etapón, con pasos por el puerto de Cuatro Vientos, de segunda, el auténtico coloso del día, el de Venta Luisa (Calar Alto), todo un categoría especial puntuado de primera, que enlaza sin solución de continuidad con elalto de Castro de Filabres, revirado y duro, y la subida final al escénico Velefique.
Tras el día de descanso, llega una etapa trampa, con miga en su parte final. Transcurriendo en su mayor parte por costa, el muro de Almáchar pondrá en aprietos al pelotón. Si una fuga llega, tanto la subida como la bajada serán decisivas.
Un clásico en la Vuelta. La llegada durísima a la localidad jienense de nuevo impedirá que los ciclistas se tomen un respiro. Los líderes tendrán que estar atentos de nuevo, con un final trampa en el que los puertos de Lagunillas para la fuga, y de Valdepeñas de Jaén para los favoritos, marcarán la carrera. La rampa final, con puntas sobre el 20%.
Sin respiro, las fugas volverán a tener protagonismo, con el doble ascenso a los montes contiguos a la capital cordobesa, un semi circuito que será muy atractivo incluso para ver peleas entre los gallos. El alto del 14% pasará ya factura.
La vuelta de la Vuelta a Extremadura no será testimonial, con una primera etapa donde el viento de nuevo será protagonista. Los equipos de velocistas procurarán controlar para una volata cantada.
Uno de los grandes estrenos del año. El Pico Villuercas se estrena en la Vuelta con una etapa acorde y un primer paso por su durísima vertiente de hormigón. Primera llegada en alto en Extremadura y un coloso que tiene muchos visos de marcar diferencias y empezar a decidir el podio.
Durísima etapa previa al último día de descanso. La sierra de Gredos será protagonista de una de las etapas reina de la edición. Se estrena el puerto de la Centenera, durísimo, al igual que esta vertiente de Pedro Bernardo, más conocido por su lado opuesto. Mijares vuelve después de varios años de ausencia. Siempre ha marcado la carrera. El puerto de San Juan de la Nava decidirá la etapa y producirá algunas escaramuzas por la general, si es que no se han producido antes.
El día de descanso y traslado sabemos que produce cambios en los cuerpos de los ciclistas y afecta su recuperación o su estado de forma. Etapa de nuevo llana en la que el pelotón rodará rápido.
Una de las etapas reina. Descubrimos el puerto de Llomena para el ciclismo profesional, con doble paso, sustituyendo la función que venía realizando el histórico Mirador del Fito, y adornado con el durísimo puerto de Lagos como meta. Se asciende también el alto de Ortiguero.
La considerada etapa reina. Nada menos que cuatro puertos para superar los 4000 metros de desnivel. San Lorenzo y Cobertoria, durísimos, darán pie a forzar cosas de lejos en caso de necesidad, mientras que el Cordal, por el lado inverso al habitual, pondrá firme el pelotón en ascenso y en descenso. El puerto final habla por sí solo. Unos 15 kilómetros cerca del 10%. Uno de los puertos más duros de la historia del ciclismo.
Dura en su inicio, introduciéndose en el interior astro-astur, el resto de la etapa quedará para fugas y decidir quién se lleva el antepenúltimo triunfo en esta edición. La presión de los equipos sin victorias se dejará notar y podrá afectar al resultado más que el propio recorrido, siempre travieso por tratarse de Galicia.
Una auténtica encerrona, con una etapa clásica de la París-Niza. Cinco puertos en la parte final, con el de Mougás y el de Prado como decisivos para una eventual lucha por el maillot rojo. El final estará en un segunda, el Castro de Herville, que puede decidir la Vuelta.
Crono final con llegada en Santiago, rememorando las vivencias del año 1993, donde una crono entre estas dos localidades (entonces de 44) decidió la Vuelta en favor de Rominger ante Zulle.